viernes, 18 de septiembre de 2015

Ven y hagamos el amor...

Dentro de una misma meta nos hemos establecido, sobre un mismo lazo se van forjando nuestras formas, sobre cada uno de los pasos que vamos dando nuestros alientos se configuran, una sinfonía sobre la cual cada vibración se hace múltiple, y la potencia del aire que circunda nuestro alrededor sumerge la vida al unísono momento de alivio. Es difícil comprender las metáforas que construyo para ti, pero ten presente que cada una de las palabras tiene forma cuando mis actos son los que hablan. Tus pensamientos se van haciendo materia entre los ensueños del que ambos participamos, y cada burbuja sobre la cual se encierran los sonidos, estalla en el vaivén de dos océanos, de dos vientos tropicales.

En ese jardín donde nos envolvemos, donde la tierra es nutrida de cada gota de sudor, el aire es el veneno que nos falta, y cada imperiosa palpitación, cada ritmo agitado es inherente a la copa de los árboles. Y desde ahí, podemos ver, cada destello de nuestros miedos, cada silueta del futuro, cada despilfarro de tiempo perdido.

El presente tiene la costumbre de llevarnos por las añoranzas y así, surgen en el fondo la angustia de verse frustrada la esperanza; pero ten en cuenta, que cada uno de nuestros presentes es el que al final nos llevaran a la meta, al carril indicado, del túnel del cual todos debemos salir; cada uno podrá abrazarse al otro cuando los espejos nos muestren la única realidad. Sostén el miedo de tu otra mano, y suéltalo cuando más alto estés, pero aun así, extiende un cojín para que no sea tan duro el golpe de la esperanza.

Mira a través del tiempo el castillo construido por los ladrillos del presente, y contempla el resguardo que haz tejido, absorbe el aroma del jardín, y lleva a tus miedos a la cámara de torturas, déjalo ahí… solo tu podrás oír los gritos de quien se esconde en la oscuridad.


Ahora ven, ven a cobijarte conmigo, mientras surcamos lo irreal, entre sueños, entre el vaivén de eso que los seres humanos tanto se esconden, ven y hagamos el amor, y que él nos haga también.

jueves, 17 de septiembre de 2015

El Octavo

El tiempo es solo un renglón de la vida y nosotros somos parte de cada silaba que se lee en las hojas de nuestro diario; es difícil saber cuál es la fecha exacta en la que debíamos encontrarnos, e incluso, no es posible saber si una creencia puede llegar a confundirse con nuestras decisiones, que al final solo llegamos a tomar con la certeza de querer lograr un objetivo. Sin embargo, dejando todas las reflexiones, puedo decir que un mes más se cumple de tomar la decisión de unir mis sueños a los tuyos, y de querer avanzar con el mismo esfuerzo que tú le imprimes a tu vida.

He logrado conocer aspectos de la vida que están por fuera de mi alcance cuando me detengo a observarte, a escarbar en tu pasado e interesarme por el presente; nuestros actos y nuestros encuentros son por lo menos una forma de tener la ventaja sobre la vida y lo cotidiano, para derrotar todo aburrimiento que pueda causarnos dolor. Ambos nos interesamos por eso a lo que todos temen: el tiempo. Por eso he iniciado con expandir mis ideas y mi aventura sobre el camino que emprendemos juntos, dándote la garantía de saberte llena de dudas sobre lo que no tenemos conocimiento.

Es posible abarcar muy poco, pero debemos converger en una sola cosa, concentrar nuestra energía vital en alcanzar aquello que deseamos con toda pasión, dejar que la libido de nuestra alma sea la que nos convenza de seguir por el sendero de lo que para ambos significa la justicia de la unión, y podernos abrazar en solo sacrificio: el amor...

Te amo...y cuando lo digo, tengo conciencia de lo que significa entregar la vida.